¿Por qué huele feo mi casa si ya limpie?

¿Por qué huele feo mi casa si ya limpie?

Hay malos olores cuya procedencia resulta evidente y por tanto la solución es más que sencilla, pero en ocasiones, es fácil detectar un aroma ‘extraño’, que no terminas de identificar y que no sabes dónde se origina. Los ambientadores son eficaces en estos casos, al igual que algún que otro truco basado en elementos naturales como flores, plantas o alimentos de aroma intenso, como el limón, que sirven para neutralizar ese olor sutil, que persiste por mucho que limpies y ventiles las distintas estancias. ¿Qué hacer en estos casos?

 

Lógicamente el primer foco sospechoso no puede ser otro que la basura, cuya bolsa hay que retirar con la debida frecuencia y lo antes posible en el caso de guardar en su interior residuos orgánicos. Si pese a hacerlo, el mal olor parece no irse nunca, comprueba que el problema no está en un cubo que quizá necesite ser renovado.

Agua y humedad

El agua que puede permanecer estancada en algún lugar de la casa, no siempre visible, es en ocasiones el origen del problema. Comprueba que el aroma desagradable no proviene de tuberías y desagües, porque aunque veas que el agua corre sin problemas en tu fregadero, tal vez haya alguna obstrucción interna por restos de alimentos que está provocando el mal olor. Un desatascador, en los casos evidentes, o un producto específico para mantener las tuberías en buen estado, pueden ser la sencilla solución. Magnífico remedio casero es aplicar, cada cierto tiempo, una cucharada de bicarbonato y un buen chorro de vinagre directamente en el desagüe como medida preventiva. Deja actuar unos minutos y abre el grifo para que el agua haga el resto.

 

Especialmente tras días de lluvia, fíjate en que no haya algún punto donde ésta haya podido quedar acumulada y esté provocando alguna filtración. Sótanos, azoteas, patios, garajes. El agua no solo puede acabar dañando en cierta medida la estructura interna de tu casa, sino provocar, además, el extraño olor. Las manchas de humedad, hay que atajarlas cuanto antes. sobre todo si presentan moho.

 

Cuidado también con guardar en los armarios ropa que no esté totalmente seca, especialmente prendas gruesas y voluminosas como la ropa de cama o las toallas. Si las doblas húmedas pueden acabar desprendiendo un olor particular y no muy agradable.

En la cocina

En ese escrutinio minucioso por toda la casa para intentar desenmascarar el origen del mal olor, pon especial esmero en esta estancia porque además de los desagües y el cubo de la basura hay otros puntos que requieren revisión.

 

Si no han tenido el adecuado mantenimiento, los ‘inocentes’ electrodomésticos pueden esconder más de una sorpresa. Revisa la goma de la puerta de la lavadora y también el cajón donde añades el jabón y el suavizante porque en estos puntos se puede acumular suciedad. El filtro del lavavajillas es otro de los lugares donde puede permanecer sin que te des cuenta. Comprueba que la campana extractora funciona (y succiona) correctamente y que nada obstruye la salida de humos. Además, no olvides cambiar el filtro con la debida frecuencia porque en él quedan retenidos grasas y también olores.  Patatas, ajos, cebollas, manzanas… inspecciona con frecuencia el frutero y el verdulero, porque un pequeño despiste en forma de patata podrida puede dejar en la cocina un olor realmente desagradable (además ‘contagiará’ al resto de alimentos). Lo mismo ocurre con la nevera. Si un producto se ha estropeado, ya sabes lo que tienes que hacer.

Otros malos olores

Estos son algunos posibles focos pero hay más y algunos realmente difíciles de descubrir. Si tienes una mascota, seguro que cuidas perfectamente de su higiene pero es fácil olvidar mantener el debido cuidado respecto a todo aquello que está en contacto con el animal. Comederos, bebederos, mantas o camas para perros y gatos, incluso sus juguetes, sobre todo si son mordedores de tela o de goma, pueden acumular bacterias y además llegar a oler bastante mal.

 

Los zapatos, especialmente si hablamos de calzado deportivo son también foco a vigilar porque aunque haya pasado un tiempo prudente desde su uso, guardarlos en un armario cerrado no es lo más aconsejable. Aun así, si no queda más remedio por cuestión de espacio, aplicar polvos de talco en su interior, antes de colocarlos en la balda correspondiente, es una buena medida para que no quede resto alguno de humedad y sudor y prevenir, así, la aparición de olores no deseados. Colocar en los armarios bolsitas de flores o hierbas aromáticas como la lavanda, te ayudará a conseguir tu objetivo

 

Por último, recuerda renovar también aquellos instrumentos que utilizas en la limpieza diaria, sobre todo los que se usan estando húmedos o mojados como bayetas, trapos, estropajos o fregonas porque a veces son ellos la fuente de ese mal olor que no desparece pese a poner en práctica todas las medidas de higiene a tu alcance.

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